Crónica de un suspenso anunciado.

He vuelto, y esta vez no es para quedarme. Esta nueva entrada en mi blog, se debe al resultado de un conflicto moral interno, en el cual me debatía entre:

a) Estudiar Econometría.

b) Escribir una nueva entrada en mi blog.

c) Tocarme los huevos.

Como bien véis, he optado por la tercera opción, como de costumbre.

El rollo es, que mañana hay examen y no tengo ni puta idea de lo que me puedo encontrar; y he querido compartir esta agradable sensación con vosotros, querid@s lector@s.

El examen este no me pilla por sorpresa, pero, como sabéis, los exámenes son como los fichajes de Lendoiro: si no se preparan en las horas antes, no molan.

Así que, a 18 horas de dicho examen, mi tranquilidad es absoluta. Si suspendo: me lo esperaba, nada que lamentar. Si apruebo: llamo a Informe Robinson para que me dediquen un programa.

Y aquí lanzo la bomba: ¿por qué estamos obligados a estudiar? Quiero decir, yo no escogí nacer, pero una vez que estoy aquí, tampoco me quiero morir. Entonces, comienza un ciclo:

Para vivir, tienes que comer.

Para comer, tienes que tener dinero.

Para tener dinero, tienes que trabajar.

Para trabajar, tienes que estudiar.

*Evidentemente, siempre hay excepciones que confirman la regla, véase: Paquirrín, Belén Esteban o algún afortunado más.

Lo que digo es que, vivimos en una sociedad en la que tenemos que estudiar por cojones. Solo se valora la capacidad memorística de las personas, y éso es una mierda. A mí no me gusta chapar, cojones, ¿conocéis a alguien que tenga orgasmos estudiando? Yo tampoco.

Os estáis cargando el mundo. Igual que la televisión. Desde que se emite House, la media de Medicina ha subido más que el precio del bus de Coruña. Si hicieran una serie americana donde un basurero follara más que Rocco Siffredi, estoy seguro de que habría ostias en las oposiciones a recoger mierda.

Os dejo con esta sabia reflexión. Sed felices. Y chapad, mamones, que falta os hace.

"Vuestra envidia crea mi fama" - Álvaro Arbeloa.