viernes, 14 de febrero de 2014

Hacerse mayor.

Últimamente, y cada vez con más frecuencia, me paro a pensar en mi futuro inmediato y me acojono. De un día para otro, me he dado cuenta de que me he convertido en un semipureta.
Veo muy lejos de mí a la gente cincuentona, pero también a los chavales de 16-17, estoy en un punto intermedio entre ser un niño y un adulto. Poco a poco, dejas de leer solo la sección de Deportes del periódico y empiezas a interesarte por la prima de riesgo, la tasa de paro, el IBEX35, el IPC...
Sin comerlo ni beberlo, soy un niño en la piel de un barbudo miserable que trata de pasar sus días con más gloria que pena.
Es un lento proceso de cambio en todos los aspectos. Dejas de rechazar la lechuga y el tomate, cambias el Nesquik por el café (a este paso aún no he llegado), dejas de afeitarte la pelusilla para rebajarte la barba, empieza a gustarte la música que escuchaban tus padres a los 30...
Y pensándolo bien, si dios quiere, en pocos años me estaré enfrentando cara a cara con el mundo laboral. Espero que mi futuro jefe no esté leyendo ésto, pero no estoy preparado para ello. No me veo trabajando a corto plazo. Ni a medio. Ni nunca.
Solo soy un puto crío. Un puto crío que va a ser millonario, pero que todavía no ha encontrado el método para conseguirlo.
No sé si habéis visto la película de "El año de la garrapata", pero gracias a mi gran amigo Damián que me la recomendó, he descubierto que mi plan de vida va a ser muy parecido al del protagonista. O por lo menos eso intentaré. Para el que no haya visto la peli (muy recomendable), os comento que el rollo sería chupar del bote de mis padres mientras se pueda y estirar con eso hasta que currar sea irremediable. En ese momento, me plantaría en casa de una ricachona dentro de una tarta y daría un braguetazo que me permitiría vivir los últimos días de mi vida a cuerpo de rey. Así que, si alguna vez os preguntáis por mí, por cómo me va la vida o algo, no os sorprendáis si estoy jugando al póker con Amancio Ortega y Donald Trump. He nacido para ello.

"Ya te darás la ostia" - Esta frase la dice mucho un gran amigo mío, pero por motivos de Copyright no desvelaré su nombre... al menos en este capítulo.

¡Sed felices, vegestori@s!

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